Una de las manifestaciones más significativas de la gran
riqueza natural del Perú es aquella representada por la diversidad de su
fauna. Costa, sierra y selva son hogar de multitud de animales, muchos de
los cuales eran desconocidos para la ciencia de aquel entonces.
La primera comisión de Raimondi al servicio del estado peruano tuvo como
objetivo la evaluación de un recurso propio de su rica fauna: los depósitos
de guano. Sus agudas observaciones y rigurosos análisis sobre esta materia
le valieron ser reconocido como uno de los primeros en postular que esta
gran riqueza era resultado de los desechos orgánicos de millones de aves que
pueblan nuestro litoral. Las gigantescas acumulaciones de las islas Chincha,
de más de cuarenta metros de altura, tuvieron su origen en miles de años de
continua ocupación de gaviotas, piqueros, guanays, cormoranes, pingüinos y
zarcillos. Riqueza que como advirtió el sabio, fue dilapidada sin generar
provecho significativo para el país.
Sus viajes por el Perú están llenos de anécdotas y observaciones sobre la
conducta de los animales, desde los criterios que deben primar en la
selección entre el caballo y el burro de acuerdo a las características de la
ruta a seguir, crónicas sobre la astuta conducta de los zorros, la reacción
de los camélidos a fin de evitar los rayos de las tormentas eléctricas, el
constante asecho nocturno de los murciélagos o el descubrimiento de los
“guacharos”, singulares aves nocturnas que pueblan las cavernas de la Tingo
María.
La recolección de una muestra de la amplia variedad de fauna propia del área
andina siempre representó un reto para Raimondi. Lo apretado de sus
itinerarios, lo escurridizo de la mayoría de especies así como las
complicaciones para su conservación debieron hacer de esta tarea una de las
más complejas de todas en las que estuvo empeñado. La manera como solucionó
este problema fue conservando sólo la piel de los individuos, especialmente
en el caso de mamíferos y aves. Aquellos de tamaño reducido, como peces y
reptiles, fueron conservados sumergidos íntegramente en frascos llenos de
alcohol.
Aún después de culminados sus viajes por el Perú, Raimondi siguió empeñado
en aumentar sus colecciones, especialmente en lo que animales se refiere.
Para ello contrató los servicios del especialista en zoología de origen
polaco Konstanty Jelski, quien a su vez fue su contacto con prestigiosos
científicos de la Universidad de Cracovia. Es particularmente importante su
colaboración con el afamado ornitólogo Taczanowski, autor de la célebre obra
"Ornothologie du Peruo", (Ornitología del Perú), publicación que se basó en la
investigación de una muestra de aves enviada por el mismo Raimondi.
En síntesis, es posible afirmar que la labor de Raimondi en el campo de la
zoología fue muy importante, aunque ciertamente se trata de una de las
facetas menos conocidas del sabio.
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